viernes, 27 de marzo de 2009

Roja

Cayó la oscuridad sobre su cabeza, golpeo la puerta y retumbo por toda la casa. Era roja la salida, recién pintada, fresca. Hundió su cabeza entre las sabanas, parecía un naufragio. Se inundo su cara, se inundo la cama, se hundió la bala en el costado derecho de su cara, tres centímetros arriba de la oreja, aflojo los dedos, cayó el arma y antes de tocar la verde alfombra abrió los ojos, agitado, lo impulso un salto que casi lo tumbó de la cama, se toco con miedo la cabeza, sintió los dedos húmedos, encendió la lámpara, comprobó que solo era sudor el que escurría de sus cabellos. Volvió a cerrar los ojos, vio de nuevo la salida, estaba solo, coloco el arma en su boca, halo del gatillo, una mancha oscura en el techo, debió ser roja, cayó el arma al suelo, no tuvo tanta suerte, esta vez todavía no estaba durmiendo.

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